jueves, 26 de marzo de 2009

Lecturas recomendadas: MANUAL DE ESTILO DEL HOSPITAL CLÍNICA MONCLOA.

“No se deben transferir a los usuarios los problemas que pudieran surgir en cualquier momento de su proceso asistencial”

Como algunos de ustedes ya saben, en este blog somos adictos a la lectura del nefasto universo de los prospectos gratuitos. Hace pocos días llegó a nuestras manos una auténtica joya de la literatura por la cara: el manual de estilo del Hospital Clínica Moncloa de Madrid, centro de referencia del grupo sanitario ASISA. Un interesante folleto que la dirección ha hecho llegar al personal, para mantenerle informado sobre la nueva reglamentación en el trabajo.

· El manual comienza con la homogeneización de la vestimenta: el personal masculino, cuando lleve bata, vestirá preferentemente prendas con el cuello cerrado (en castellano = camisa. No queremos que asomen camisetas, ni camisas cuello “Mao” o cualquier otra chorrada fashion). Hasta aquí, sólo parece un toque “retro”.

· Pero aquí empieza lo divertido. El lenguaje a utilizar con los pacientes:
En los escritos, el folleto explica que deben evitarse “barbarismos” como “agresivo”, “asumir”, “compromiso”, “desarrollar”,
“indeseable”, “patología” o “severo”... (¿ein?) No sabemos qué diccionario manejan estos señores, pero en castellano, “barbarismo” es una palabra de origen no greco-latino.
En fin: media vida creyendo que “patología” era un término de origen griego, y ahora resulta que es germánico... o anglosajón ¡vaya usted a saber!

En el lenguaje hablado, hay que evitar términos que este manual califica de peyorativos, como “oligofrénico”. Entonces, ¿qué palabra prefieren?: anormal, cabra loca, tontolculo...

En el lenguaje no verbal... ¡atención, damas y caballeros! (redoble de tambores): el personal debe controlar su lenguaje corporal durante toda la jornada laboral ¿Por qué no contratan robots de cocina? Esos no dan ningún problema con el inconsciente.

· Entre los “Hábitos saludables y respetuosos con el medio ambiente” incluye, por supuesto, el consumo de tabaco: no se puede fumar en ninguna dependencia del hospital (eso incluye los jardines). Los trabajadores tienen que evitar, incluso, que la ropa les huela a tabaco cuando regresen de echarse el pitillo del desayuno. Entre la prohibición de beber alcohol, están las bebidas llamadas "de baja graduación", eso incluye la cerveza sin alcohol (increíble, pero cierto), y tampoco agrada a la dirección el consumo de excitantes, como el café o “algunos refrescos”. Es evidente, que su objetivo es que los trabajadores no pierdan ni un segundo en fumarse una cigarrito rápido, ni tomarse un café... y tienen la poca vergüenza de meterlo en este pobre decálogo de “consejos” saludables.

· Hay un apartado especialmente interesante sobre la “Lealtad” a la empresa. El primer párrafo dice textualmente: “No se deben transferir a los usuarios los problemas que pudieran surgir en cualquier momento de su proceso asistencial" Está claro ¿no?
Y luego repite el mensaje en varias ocasiones, con joyas estilísticas como: “Hablar mal del hospital, de un colectivo o de un compañero, es inocular en las venas del hospital un veneno de cuyos efectos tóxicos no quedan libres las maledicientes (dice “las maledicientes”, en femenino, así que suponemos que esta velada amenaza va dirigida a un grupo concreto de trabajadoras).

· Hay un apartado sobre el “Respeto al tiempo”, que habla sobre la puntualidad a la hora de entrar a trabajar. Luego explicita que la “proximidad de la hora de finalización de la jornada no debe ser una razón para interrumpir... una obligación asistencial”. Es decir: sabes cuándo entras, pero no cuándo sales. Y todo por el mismo precio, porque algunos sectores de este centro llevan ya varios años de congelación de sueldo.

· En cuanto al comportamiento en el quirófano, la dirección se ocupa de exquisiteces como: “Hay que pedir permiso al paciente para oír música durante la intervención”, tampoco hay que exponer las partes íntimas del paciente hasta que no sea necesario para la operación (será por si se sonroja), y hay que cuidar los comentarios del personal durante la misma. A ver, que nos enteremos todos ¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿es que no usan anestesia?????!!!! Porque, a día de hoy, cuando a uno le drogan para abrirle en canal, ¡no se entera de nada!
Evidentemente, parecen medidas afines a la ideología “neoliberal” del nuevo director. Pero, evidentemente, pueden crear un estrés en el personal de quirófano... nada recomendable para el que está dormido en la camilla.

Hace pocos meses, un varón mayor de 50 años entró en las urgencias de este hospital a las 3 de la mañana, con un fuerte dolor pectoral. Afortunadamente, no se trataba de un infarto... ¡porque tardaron 5 horas en atenderle! Este manual no dice nada de eso.

Tampoco habla sobre las restricciones alimenticias de los pacientes hospitalizados (es mejor desayunar dos bizcotes que un cruasán; es más sano... y más barato), ni explica por qué ya no hay un radiólogo que te vea en vivo y en directo cuando te haces una radiografía... sino que la lee alguien, on line, que está a cientos de kilómetros.
Tampoco dice nada acerca de la masificación de usuarios en sus recién inauguradas consultas (boxes exiguos, en los que el paciente tiene que apartar la silla en la que se ha sentado para poder salir), ni sobre el hecho de que este centro fletó un avión con facultativos procedentes de Sudamérica para abaratar los sueldos, o sobre por qué va a admitir a personal sanitario en prácticas (alumnos que, hasta ahora, sólo admitían los Hospitales Universitarios) o por qué han decidido ahorrarse el área de rehabilitación... ¿Será porque no era rentable?

Conste que este post está escrito por un USUARIO de este hospital. Un paciente que se preocupa por estar informado, y que, si no tuviera que esperar tanto para que me atiendan, quizá no habría escuchado lo que no debía, ni habría leído los folletos que dejan olvidados sobre cualquier mesa.

Por lo demás, ya saben, ladies unt gentlemen: lean, lean, lean. Todo lo que esté a su alcance. Uno nunca sabe dónde va a encontrar revelaciones sorprendentes.