lunes, 5 de octubre de 2009

Ponga un tocapelotas en su vida

Señoras y señores, ladies unt gentlemen, miren a su alrededor. Seguro que descubrirán en su familia, en su trabajo, entre sus amigos, en el facebook... a ese individuo/a, insoportable hasta la saciedad, que levita en un perpetuo estado de gracia y perfección. Un dechado de virtudes que, con sólo entrar en la misma estancia eclipsa su escasa autoestima. Ése, señoras y señores, es el tocapelotas. Alguien a quien seguramente haya usted deseado borrar de la faz de la tierra, pero ¡alto! ¡deténgase! ¡No lo haga! Un nuevo estudio realizado por este equipo, demuestra, no muy fidedignamente, que el toacapelotas puede ser de gran utilidad en su vida.

El tocapelotas de antaño solía ser un santurrón anodino y socialmente transparente, que señalaba de forma contínua y directa los errores de su víctima. Podía ser fácilmente clasificable, e igualmente transferible a otra víctima con un simple "¿por qué no te vas a hacer puñetas?".

Ejemplo de tocapelotas paleolítico ->

Hoy en día, este especímen ha mutado de manera sorprendente, aumentando la capacidad de acecho y derribo de su presa. Pero sigue siendo igualmente indentificable... por ejemplo:

. Si usted es mujer, probable (pero no necesariamente) su tocapelotas será de sexo femenino: la compañera de trabajo sexy, delgada, madre, amable, artista, inteligente, viajera, brillante (¡esa asquerosa que habla cuatro idiomas, está soltera, tiene tres hijos y un tipazo de quitar el hipo!) En definitiva: aquélla que, de forma más o menos consciente, marca, en un horripilante ejercicio de comparación, la nauseabunda mediocridad de su víctima... ¡Pa' matarla!

. Si es usted varón, probablemente estaremos hablando de aquel compañero de trabajo y/o hermano deportista, con un empleo increíble en el que gana dinero a espuertas, educado, pero siempre con un chistecito en la recámara (a ser posible, a costa de usted). Es el tío cachas, ese indeseable que se lleva a la tía buena del grupo, mientras usted se queda dando palique a la amiga bigotuda. En el curro es el listillo a quien todos escuchan, y el pelota del jefe (pero lo suficientemente listo como para que sólo lo note usted). Resumiendo: aquél de quién, pasados 5 minutos, usted no puede evitar pensar "¡Cómo me toca las pelotas este tío!".

<- Ejemplo de pareja tocapelotas actual

Neutralizar los efectos del tocapelotas no es fácil. En cambio, "desviar" sus nefastas energías puede resultar interesante. Por ejemplo, si usted tiene una discusión doméstica: ¡no malgaste energías en discutir con el/la pariente/a! Guarde sus iras para el tocapelotas, permítase el lujo de ser mezquino y vil con un ser que lo único que le ha hecho es existir. Aproveche la menor oportunidad, el más leve fallo del tocapelotas para señalárselo con toda la fuerza de la mala sangre que lleva usted dentro (a ser posible, delante del jefe/madre/padre/o autoridad cualquiera) y dése el gustazo de ridiculizarle con total impunidad... Sólo porque sí, ¡porque usted lo vale!
Es una terapia impía y relajante, a la par que políticamente incorrecta, lo cuál siempre es un avance para abandonar esa mediocridad que le constriñe. Todo ventajas.